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“El blanco… no es una mera ausencia de color, más bien representa algo brillante y positivo; tan intenso como el color rojo y tan definido como el negro”. G.K. Chesterton

 

Una pared de ladrillo ‘caravista’ es una alusión a nuestra identidad urbana, una especie de emoción por haber dejado atrás las cavernas para interactuar con otras personas y construir algo humano.

Y cuando raspamos el enlucido de las paredes que nos rodean, y dejamos al descubierto el color y la textura de los ladrillos, nos estamos envolviendo de algo que va más allá del confort metropolitano; nos sentimos parte de la historia y aceptamos las duras e imperfectas costuras de nuestras vidas.

Paneles de imitación de ladrillo blanco

Al mismo tiempo, una pared de ladrillo BLANCO nos ofrece, como muchos modelos de la amplia y variada gama BRICKS de Panespol®, unas superficies que desprenden una luz de lo más refrescante.

Cuando hay ladrillo pintado de blanco en las paredes, nuestra visión de todo lo que necesitamos contemplar o exhibir, por ejemplo, en una tienda, queda influida por una estética que elimina el ruido de fondo y nos ofrece un nuevo comienzo, un blanco verdadero y virginal en el que, de no ser por el relieve de los ladrillos, todavía podemos ver y palpar bajo la luminosa superficie.

La pared de ladrillo es precisamente eso, un fondo cuyos reconocibles contornos nos recuerdan que hemos aceptado nuestra historia.

¿No te parece? Date un paseo por un interior con paredes de ladrillo blanco y compáralo con un ambiente dominado por paredes absolutamente blancas y lisas. Puede que el color sea el mismo, pero la textura del ladrillo pintado logra un efecto especial en el subconsciente y aporta una calidez al blanco imposible de obtener con texturas distintas.

Esto se debe, sin duda, a que los ladrillos han estado ante los ojos de los seres humanos aproximadamente desde el año 4000 a.C., mucho antes de que los romanos empezaran a fabricar sus ladrillos a partir de una arcilla casi blanca, y una eternidad antes de que Panespol® descubriera cómo hacer imitaciones de poliuretano perfectas de ladrillos reales en prácticos y ligeros paneles para tantos espacios y usos diferentes: tiendas, cocinas, baños, decoración de interiores, exteriores, escaparatismo…

A pesar de que fue durante el siglo XX cuando el hombre decidió iluminar espacios de trabajo y almacenes con una capa de cal y carbonato de calcio, no fue hasta mediados de los sesenta cuando se estableció una verdadera estética que utilizaba en serio y de manera compulsiva y contagiosa el ladrillo pintado en blanco en el diseño de interiores.

Aquellos tiempos eran el momento perfecto para un renacer. Las heridas de la austeridad tras una guerra, que la gente no se atrevía a olvidar pero que quería quitarse de la vista, hicieron de la pared blanca un claro símbolo para quienes lideraban las tendencias, como se puede apreciar perfectamente en los interiores de la película ‘Blow Up’ de Michelangelo Antonioni (1966).

La pared de ladrillo blanco reaparecía de nuevo durante los noventa en todas partes, aunque entre generaciones para las que su simbolismo se centraba mucho menos en el aspecto histórico que en el eterno recuerdo de nuestro carácter sociable y urbanita.

Aparte del efecto a nivel psicológico, la cualidad más evidente del ladrillo blanco es el aprovechamiento funcional de la luz, principalmente de la luz natural reflejada, es decir, que ilumina todos los espacios, sobre todo las habitaciones pequeñas y las tiendas.

Puede que sea blanca, pero sigue siendo una pared de ladrillo y, como dijo el prestigioso informático Randy Pausch:

«Las paredes de ladrillo están ahí por una razón. Las paredes de ladrillo no están ahí para dejarnos fuera, las paredes de ladrillo están ahí para darnos la posibilidad de demostrar lo mucho que queremos de algo».

 

Y entonces apareció Panespol® para satisfacer ese deseo, para ofrecerte todo lo necesario para decorar espacios de forma rápida y sencilla, para proveerte de las superficies que imaginas durante tus procesos de creatividad y diseño.

Aprovechamos para recordarte que puedes pintar la mayoría de modelos Panespol® en el color que decidas, y más adelante volver a pintarlos en otro tono si así lo deseas. Tantas veces como quieras.

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